11. Malatesta

Escarlata pasa los últimos días de universidad antes de las vacaciones de verano en estado de shock. Tatiana, tal y como le prometió a Dominique no se ha separado ni un segundo de ella. Jenna no entiende lo que ha pasado e intenta acercarse y hablar con ella a solas, pero Tatiana siempre está de por medio, cosa que le está empezando a molestar.

-Escarlata, no puedes continuar así…déjame ayudarte. Lo que te haya hecho ese impresentable no merece tus lágrimas…

-Jenna, no te preocupes, yo me encargo de ella…son mal de amores, esto nos pasa a todas...-le dice mientras le acaricia el pelo.

-¡BASTA YA TATIANA! Es mi mejor amiga y yo la conozco más que tú. Solo necesito estar a solas con ella, contigo aquí no me va a contar lo que le pasa, esto no es normal en ella…

Tatiana se gira para mirarla a la cara. Escarlata también lo hace aunque sigue llorando.

-¡Tú no la puedes ayudar!

Antes de que Jenna contestara alguna grosería, Escarlata en un fino y entrecortado hilo de voz:

-Jenna vete...

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El curso ha acabado y Escarlata marcha a su casa junto a Tatiana, que ha preparado un calendario con un montón de actividades estivales que realizaran juntas. El propósito de todo ello es preparar a Escarlata para que tome, lo que es para ella, la mejor decisión.

Parece que los días en su casa la animan un poco. Estar con sus padres y disfrutar del buen tiempo en la piscina hace que Tatiana se de cuenta que parece que vaya aceptando todo. Le sabe muy mal que Jenna no le coja el teléfono pero sabe que Escarlata hizo bien dejándola a un margen de todo ello. Cuando todo se asiente, tal vez haya una reconciliación.

Una noche mientras las amigas se disponían a ir a la cama Escarlata empezó a interesarse un poco de todo este tema. Desde ese día, Tatiana no ha dejado de hablar de lo bien que es ser Ghoul y todos los beneficios que le lleva pero, ¿es realmente así?- no deja de preguntarse.

-No has dejado de hablar cosas buenas que tiene esa situación…no puede ser que todo sea de color de rosa Tatiana. Dime algo malo, este mundo es tan oscuro que no puede ser verdad que todo sea tan bonito como me lo estás pintando.

-Esto es como estar perdidamente enamorada de él, te sientes plena cuando lo satisfaces, es difícil de explicar lo bien que se siente cuando…

-PARA Tatiana, eso me lo has dicho mil veces, te he dicho algo malo…

-Bueno, por ahí voy…a veces no he estado conforme a algo y cuando le voy a decir, algo en mi no me deja. Me cabrea que automáticamente cambie de parecer solo por complacerlo. Me siento atada a él de tal manera que hasta mi sincera y válida opinión la mando a la mierda. Aunque cuando lo hago, luego me satisface…no sé, es todo una locura. Aún así me provoca felicidad esta contradicción.

Escarlata se recuesta suspirando que eso es una locura.

Se quedan en silencio y no se vuelven a hablar hasta la mañana siguiente cuando se hacen sus maletas para irse al siguiente destino.

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-¿Lo has hecho al final?-pregunta curiosa Tatiana.

-Sí..

-Te quedó bien.

-Tenemos mi chófer en la puerta…¿vamos?

-¿chófer? ¿Desde cuando tienes uno…?

-Siempre lo he tenido, solo que convencí a mi padre para que en la universidad me dejara libre…

-¿Ya has hablado con él de tus notas?

-Ya lo sabe…y por ahora hace como si nada. Supongo que está esperando a verme. Menos mal que te vienes, puede que se corte un poco si estás tú…

Justo en la puerta está la familia de Escarlata para despedirse e inspeccionar con quién se va su niña.

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Las chicas llegan a la casa de los Malatesta. Una casa enorme con todo un equipo de seguratas y aparatos de seguridad de última generación.

Escarlata está asombrada, sabía que tenía dinero, pero tanto para ese despliegue. Se recuerda que debe preguntarle más a qué se dedica su padre, pero cuando estén solas.

En cuanto salen, Tatiana saluda a la que parece la ama de llaves y le pide que prepare el ala de invitados que se quedarán allí.

-Señorita, siento comunicarle que no va a estar disponible…

-Su padre le espera en el despacho. Si quiere yo acompaño a su amiga a su dormitorio y aviso al personal que ha traído invitada. No nos había dicho nada.

Escarlata se avergüenza un poco al saber que no había dicho nada de ella.

-De acuerdo...-se gira hacia Escarlata-...debo ir a hablar con mi padre, ellos te acompañarán a mi habitación con nuestras cosas. Espérame allí, ¿Vale?

Llama a la puerta y entra:

-Hola papá…

-Hija, siéntate…

Hay un silencio incómodo, Fede, su padre, sigue inmerso en documentos y cuando Tatiana ve que ha acabado, levanta la vista y la mira serio. Tatiana empieza hablando para intentar disculparse pero la hace callar cuando empieza a hablar:

-¿te han informado que tenemos invitado?

Se extraña que quiera empezar por ahí pero asiente...

-Hay una cena importante para la familia y necesito que te comportes y hagas todo lo que te pida.-le dice frío. La verdad que Tatiana nunca lo había visto así y eso le da un poco de miedo.

Sí, claro…lo que haga falta. Pero no he venido sola. Mi mejor amiga de la residencia me acompaña.

-¡QUE! ¿Y no avisas? Sabes que no me gusta que traigas desconocidos a casa…-dice enfadado.

-Pero es mi mejor amiga papá, y ha pasado por un mal momento y quería ayudarla. Pero si es un estorbo le digo que cene sola, seguro que no le importará…

-No, los Malatesta somos hospitalarios. No vamos a dejar a la pobre cenar sola en la cocina como si fuera una sirviente.

-Gracias papá. ¿quién viene a cenar?-pregunta ya con ganas de saber todo el salseo que se trae su padre. Invitar a alguien a casa significa que hay algo gordo. Cualquiera no pisa su casa.

El padre coge aire y le cuenta: -Vienen a hacer negocios importantes la familia Fibonacci.

Tatiana se levanta sobresaltada, no puede creer que su padre traiga a ese clan familiar. Son unos malos mafiosos y ellos han sido el gran enemigo de los Malatesta desde tiempos de su bisabuelo.

-Hija, siéntate anda. No empieces con dramas que aun no lo has escuchado todo.

-No me voy a sentar con ellos en una mesa, en nuestra mesa, ¡en casa! ¿te has vuelto loco?¡ Si tu madre o tu abuelo levantara la cabeza te mataban!

-¡BASTA!-dice levantándose de la silla y dando un golpe sobre la mesa-Harás lo que yo te diga. Esto tampoco es difícil para mi, pero es mi última opción. Si te hubieras encargado de estudiar ahora mismo no estaría entregando a mi hija.

-¿QUE ME ESTÁS DICIENDO PAPA? ¿CÓMO QUE ENTREGAR?

-Vamos a unir nuestras dos empresas familiares con la unión de nuestros únicos hijos.

Tatiana se queda en shock, cree estar dentro de una película medieval.

-NO VOY A CASARME CON UN FIBONACCI solo porque haya sacado mal un curso! Esto es de locos.

-Mi intención este verano era empezar a enseñarte a ti, te ibas a convertir en mi mano de derecha, empezar en negocio a mi lado, tal y como hizo mi padre.

-PUES HAZLO. Que más da mis notas, ni siquiera tú fuiste a la universidad. ¿y qué vas a enseñar a un Fibonacci todo? Hasta yo, me doy cuenta que lo único que quieren es hacerse con toda nuestra fortuna. Seguro que nos utilizarán y cuando tengan oportunidad nos dejarán en la miseria.

-Si te entregas a ellos, y te conviertes en una buena mujer seguro que vivirás como una reina.

Tatiana empieza a sentirse mal. No lo puede creer, necesita salir de ahí, no se cree que su padre sea capaz de hacer eso.

-Hija, piénsalo…no es tan malo…

-Aquí las únicas mujeres que quieren vivir mantenidas son las zorras que te traes a casa. Con tu hija no hay escusas para convencerla...-le dice mientras sale del despacho enfurecida.

Cierra la puerta de un portazo que hace retumbar toda la mansión.

-Vaya, vaya…hijo, es más bonita en persona. Qué suerte tienes. Aunque tiene genio…

-Ya sabes que eso me gusta en una mujer…

Tatiana sube a su dormitorio sin decir nada, ahora mismo quiere desaparecer.